Comentario
Nuestro conocimiento de las casas emporitanas se halla reducido a la existencia de tres grandes domus situadas en el lado este de la ciudad, sobre el puerto. Se trata de grandes mansiones que siguen fielmente el esquema itálico de la casa de atrio complementada con peristilo y hortus. Tienen estas mansiones un origen republicano que remonta a la primera mitad del siglo I a. C., cuando los primeros habitantes recibieron sus lotes de terreno en los que construir sus viviendas, las cuales, ya en época imperial, experimentaron unas importantes ampliaciones, sobre todo en lo referente a los peristilos y a los jardines, acondicionados cuando la desafectación del tramo levantino de la muralla permitió ganar unos espacios suplementarios en el hasta entonces "no man's land" situado entre la aglomeración griega y la ciudad romana propiamente dicha.
Todas estas casas han sido bastante pródigas en lo que atañe a la obtención de datos sobre el nivel artístico de la Emporiae romana, por cuanto, al haber conservado sus mosaicos y estucos, así como una relativamente abundante escultura de tipo doméstico, nos permiten una aproximación bastante precisa al respecto.
En lo que atañe a la musivaria destacan los pavimentos de opus signinum, correspondientes a la primera fase republicana de estas casas, frecuentemente adornados con un emblema central de opus vermiculatum, entre los que sobresale el llamado Sacrificio de Ifigenia, hallado de forma clandestina en 1849 en una casa situada al noroeste del foro. A la época julio-claudia y flavia pertenece una buena serie de los mosaicos geométricos en blanco y negro, faltando casi completamente hasta ahora los mosaicos policromos posteriores al siglo I, de los que sólo conocemos un ejemplar ubicado en uno de los locales situados al este del foro. La pintura mural, dada la forma como estas casas fueron excavadas, la conocemos muy fragmentariamente, si bien ha sido posible determinar la existencia de unos interesantes conjuntos del Segundo Estilo, fechables en la primera mitad del siglo I a. C., asociados a pavimentos de signinum. A las ampliaciones de época julio-claudia pertenecen algunas pinturas del Tercer Estilo, sitas en estancias pavimentadas con mosaicos en blanco y negro.
En cuanto a la escultura, hemos de recordar el retrato en mármol de una anciana en la que ciertos autores creen reconocer a la emperatriz Livia en sus años provectos, así como la magnífica testa en bronce de la antigua Colección Güell que representa a una matrona de época flavia. De menor calidad pero no por ello menos interesantes son, entre otros, el cuerpo de una ninfa acostada, la cabeza de un fauno, dos pilastras en forma de Hermes y varios oscilla, ejemplares todos ellos labrados en mármol.